martes, 12 de marzo de 2013

Lo que debe interesar cuando de uno se habla...


Don Alonso Quijano, ingenioso y bravo hidalgo, caballero de triste figura..., de La Mancha el Quijote. Noble y gallardo caballero andante por su propio corazón e itinerante por así permitirlo la razón; con alma y pensamiento desnudos, con el cuerpo cubierto por menguada armadura que, poco desquiciado e imprudente, hombre sumamente elocuente que de gloria se vistió al cuerdo morir, pero más porque loco vivió.

Sean todos bienvenidos a este breve espacio informático y cibernético que tiene el simple propósito de destacar la enseñanza vertida por el creador de Don Alonso Quijano, originario de La Mancha. Espero sea de su agrado.

Seguramente existen más de mil y una maneras para describir al maravilloso personaje con letras dibujado por Miguel de Cervantes Saavedra, porque definirle imposible es; y una de sus enseñanzas de vida, que sigue viguente y siempre continuará siendo, en relación de lo que debe hacerse al saber que de un mismo se habla, parafraseando su decir, es la siguiente:

... Y dime, Sancho amigo, ¿qué es lo que dicen de mí por aquel lugar?; ¿en qué opinión me tiene el vulgo, en cuál los hidalgos y en cuál los caballeros?; ¿qué dicen de mí valentía, qué de mis hazañas y qué de mi cortesía?; ¿qué se platica de lo que he decidido resucitar, volver al mundo la ya olvidada orden caballerezca?; finalmente, quiero Sancho, me digas lo que de esto ha llegado a tus oídos, sin añadir al bien ni quitar al mal cosa alguna, que de los vasallos leales es decir la verdad a sus señores en su ser y figura propia, sin que la adulación la acreciente ni que un vano respeto la disminuya.

La enseñanza particular que resalta esta paráfrasis, a simple vista, debería ser considerada por personas con cargos importantes, por políticos, por personas públicas, por citar algunas, pues, por un lado, nos expresa que debemos decir las cosas con fidelidad y honestidad, de manera correcta y cierta; y, por otro lado, que, sin importar que pueda gustarnos o no lo que se nos diga, debemos estar dispuestos a escucharlo.

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